Testimonios sobre el legado del maestro
Américo Valencia Chacón al desarrollo de
la investigación y la enseñanza musical en
Perú
Américo Valencia Chacón en labor
musicológica. Registra longitudes
interiores del tubo vibrante de la antara
nasca, catálogo C-55315, en el Museo
Regional de Ica Perú, el año 2015.
Fuente: fotografía de Roberto Valencia.
La presente es una
compilación de testimonios
de vivencias cercanas con el
maestro Américo Valencia
Chacón (19462019) en
diferentes campos de su labor. Los
autores convocados, Wálter Rodríguez
Vásquez, Miguel Oblitas
Bustamante, Ricardo López Alcas, Carlos
Sánchez Huaringa, Omar Ponce Valdivia y
Juan Ahón Vargas, accionan en diferentes
ámbitos culturales, instituciones, lugares y
espacios sociales, sus textos de carácter
autobiográfico, permiten reconocer las
contribuciones y aportes del recordado
maestro a los diversos campos de la vida
musical en el país como son la musicología,
la investigación de la música peruana, la
enseñanza y formación musical, la
producción artística como director y
compositor y la difusión de la música
tradicional. La valoración de estos aportes,
realizados durante más de cincuenta años,
es un reconocimiento póstumo a su
fructífera trayectoria de investigador,
artista y maestro tras su reciente deceso.
Cada uno de los relatos pone énfasis en un
campo específico, así el texto en su
integridad contribuirá a que siguientes
generaciones reconozcan importantes hitos
en la vida del notable musicólogo, sin dejar
de resaltar que estos no son suficientes
frente a la magnitud de su obra.
Américo Valencia Chacón: una breve y fructífera estadía en su ciudad, Puno
Wálter Rodríguez Vásquez
1
1
Profesor, músico y antropólogo puneño. Renombrado investigador musical de la región y gestor de
actividades en los diferentes universos artístico-musicales de Puno: música autóctona, tradicional y académica.
Su testimonio cobra importancia en tanto resalta el aporte de Américo Valencia al ámbito local del altiplano,
posiblemente poco visibilizado desde la centralidad de Lima, donde vive y desarrolla su profesión.
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Antropólogo e investigador musical Puno
En las actuaciones cívicas que se organizaban en la Gran Unidad Escolar San Carlos de Puno,
en los primeros años de la década de 1960, el estudiante de educación secundaria Américo
Valencia Chacón, hijo de nuestro Profesor Roberto Valencia Melgar, interpretaba en el
acordeón temas musicales que en casa practicaba con su señor padre, para el aplauso de
docentes y del Batallón Carolino. Américo es de la promoción de 1962; el suscrito, de un año
antes. Su temprana formación musical alentó indudablemente su vocación.
Concluida la secundaria, Américo se fue a estudiar lejos de Puno. Quienes lo conocíamos le
perdimos los pasos. Luego nos enteramos de sus estudios en la Universidad Nacional de
Ingeniería y en instituciones del extranjero, así como de sus importantes investigaciones
respecto al siku bipolar, el más representativo instrumento musical altiplánico, que le
depararon el Premio Casa de las Américas en Cuba el año 1982, el Premio Nacional Concytec
en 1988, entre otros. Escribió y editó importantes artículos y libros de su especialidad.
Cuando desarrollaba en Lima una descollante actividad académica, el presidente regional de
Puno, gestión 2003-2006, David Jiménez Sardón, convocó a Valencia para dirigir y poner en
marcha el proyecto “Fortalecimiento de la Identidad Cultural en Danza y Música de la Región
Puno”, emprendimiento cultural que hasta entonces ninguna gestión había efectuado. Fue
una decisión acertada, indiscutiblemente, en mérito a su proficua investigación enfocada en
las músicas de la región. En la actualidad, después de esta notable iniciativa cultural… nada ni
nadie.
Así, Américo Valencia retornó a Puno para conducir dicho proyecto con gran empeño,
dedicación y profesionalismo, ocasión en que logró ejecutar trascendentales actividades en la
región, como las siguientes:
- Talleres de educación musical, mediante el uso de técnicas e instrumentos
tradicionales andinos, en coordinación con la especialidad de Música de la Escuela Superior
de Formación Artística de Puno, actividad que fue complementada con la edición y
distribución de manuales didácticos. El éxito regional fue contundente.
- Tres conciertos de música clásica puneña, con la participación de la Orquesta
Sinfónica Nacional Juvenil y el Coro Polifónico de la Universidad Nacional Mayor de San
Marcos, instituciones artísticas llegadas desde Lima, y la Orquesta Sinfónica Regional de Puno,
la Estudiantina Puneña de la ESFA Puno y la agrupación sikuri OCAV H´uj-Maya. Los conciertos
se realizaron el día 17 de agosto de 2006 en la Catedral de Puno, el 18 en el
Relato de experiencias Testimonios sobre el legado del maestro... 111
templo Santa Catalina de Juliaca y el 19 en el templo histórico San Juan Bautista de Letrán de
la provincia de Juli, al culminar su restauración.
- Edición del libro de Américo Valencia, titulado Música clásica puneña, texto
acompañado de dos CD (Figura 1): el vol. 1 con recopilaciones de música tradicional y popular
de distintas localidades de la región, y el vol. 2 con las obras registradas en los conciertos ya
señalados (Figura 2). Tiempo después, exitosa fue la presentación de esta publicación en el
Cine Teatro Puno, con la entrega gratuita del material musical a la población asistente.
Luego del retorno de Américo a sus labores en la ciudad de Lima, la coordinación del proyecto
fue asumida por el suscrito, con el aval de su confianza. Como etapa final, nos encargamos de
la investigación, edición y publicación de nueve textos etnográficos sobre danzas, música,
ritualidad, etnohistoria y las festividades patronales de Puno, dentro de ellos, se publicó un
texto de su autoría, titulado Danzas autóctonas de Puno del año 2007.
Fue auspiciosa la permanencia de Américo Valencia en su tierra natal, por casi tres años. En
ese periodo, escuchamos sus interpretaciones al piano de varios temas sikurianos de su
autoría en el Auditorio del Gobierno Regional durante la presentación del libro Esplendor de
la arquitectura virreinal en noviembre de 2004. Dichas interpretaciones están publicadas en
su CD, titulado El arte de la síncopa, vol.1-2005. Otra entrega fue el CD Música clásica puneña
en instrumentos musicales andinos, producido en Lima por el Centro de Investigación y
Desarrollo de la Música Peruana (Cidemp) el año 2002.
Ingeniero electrónico, musicólogo, compositor; difícil sintetizar su obra, su aporte al
conocimiento de la música andina peruana y su trascendencia en el ámbito internacional.
Habiendo enfocado su labor musicológica y artística en las músicas de su tierra natal, su labor
prestigia la historia musical de Puno. Músicos, colegas, amigos y su familia guardan el valioso
testimonio de vida de Américo. Estas líneas son un sencillo y breve recuerdo en homenaje a
un amigo y compañero de recreo carolino.
… He ahí la grandeza del maestro
Miguel Oblitas Bustamante
2
Asociación Cultural Musical Iqueña (ACMUSIQ) Ica
Agradezco a mi querido Conservatorio, hoy Universidad Nacional de Música, por invitarme a
participar en este homenaje escrito y testimonial a nuestro querido maestro Américo Valencia
Chacón, a través de la revista institucional Antec.
Hablar de Américo es recordar aquella mañana de abril de 1987, día en el que nos conocimos
en Barranco, en los pasillos del local temporal del Conservatorio. Valencia retornaba de
concluir su maestría en Musicología en Estados Unidos. Tenía 41 años de edad y quien escribe
estas neas, 23, además de muchos sueños musicales, los cuales se concretarían más
adelante, estudiando con él.
2
Investigador, docente musical, compositor y director artístico en instituciones de la región Ica. Estudió la especialidad
de Musicología del Conservatorio Nacional de Música y ha colaborado en numerosas publicaciones. Su testimonio deja
ver a Valencia en su virtud de maestro entregado y formador de musicólogos, no dejando de lado su labor propiamente
artística en el campo de la composición musical.
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En sus continuas clases desarrolladas entre 1987 y 1991, aprendimos a despojarnos de
nuestros propios principios y valores para entender los de otras culturas, una condición
esencial para la profesión del musicólogo. Yo llegaba de Nasca con muchas interrogantes
sobre nuestra escala musical ancestral y microtonal expresada en las antaras de este lugar;
además, ya había compuesto obras para instrumentos sinfónicos y nativos, iniciativa
experimental que Américo también venía realizando.
En el Conservatorio, además de los estudios de especialidad, compartimos con el propio
Valencia la experiencia del Taller de Instrumentos Nativos, desfilando en nuestra imaginación
y nuestra práctica musical aquellos sikuris empleados por nuestros ancestros desde tiempos
inmemoriales y hasta nuestros días. En lo teórico, Valencia nos acercó, a sus tres primeros
alumnos Carlos Mansilla, Renato Neyra y Miguel Oblitas, a los eminentes tratados de Alan
Merriam y Dale Olsen, pilares de la etnomusicología.
En lo creativo, estaba en plena actividad la llamada generación del 50, que legó importantes
obras de música académica peruana.
Durante las clases con el maestro Valencia, que luego continuaban en charlas de café, fuimos
reconociendo las obras de la música académica peruana, que ya incluían instrumentos
musicales nativos antes de nuestras iniciativas. Estas pertenecían a Claudio Rebagliati,
Theodoro Valcárcel, Alejandro Vivanco, Celso Garrido-Lecca, Edgar Valcárcel, David Aguilar,
Aurelio Tello y Arturo Ruíz del Pozo. Luego vendrían las obras del propio Valencia y las mías,
camino que siguieron posteriormente los ya veteranos Francisco Pulgar Vidal y Jaime Díaz
Orihuela, y los más jóvenes como Luis Ochoa Revoredo, de Cusco, Rafael Junchaya Rojas, de
Lima, y Federico Tarazona, de Áncash.
Reflexionábamos acerca de que, si consideráramos nativos a los instrumentos afroperuanos,
deberíamos también reconocer las obras de Enrique Iturriaga, Francisco Pulgar Vidal, Celso
Garrido-Lecca, Douglas Tarnawiecki, mis trabajos y los de Manuel León Alva.
Por todo lo expresado, es justo reconocer al maestro Valencia por su aporte como educador
e innovador musical, y su propuesta de una plantilla orquestal basada en los sikus
acompañados de quenas, pinkillos y otros instrumentos nativos, ideario sonoro en el que
felizmente coincidimos desde un principio, pues tres años antes de conocerlo había yo escrito
una primera obra sinfónica que incluía instrumentos nativos.
Podríamos extender estas páginas hablando sobre el maestro y sus discípulos, y también
acerca de su forma de abordar los diversos temas de la musicología, como el aporte del
Relato de experiencias Testimonios sobre el legado del maestro... 113
catálogo organológico de Curt Sachs y Hornbostel a la clasificación de los objetos sonoros.
Pero lo más resaltante en Américo fue que, aun teniendo ideologías y teorías diferentes con
respecto a las investigaciones que veníamos realizado en solitario y en conjunto, las que
pudieron llevarnos a discrepar ampliamente en muchos aspectos, mantuvimos una gran
amistad forjada por las felices coincidencias y por el don de saber entendernos. He ahí la
grandeza del maestro, como lo señalé al recitar un epitafio de gratitud el día en que partió al
viaje sin retorno, acompañado de la música de los míticos y milenarios ayarachis.
La visión musicológica de Américo Valencia Chacón surgida en la Escuela Nacional De
Música
Ricardo López Alcas
3
Universidad Nacional de Música
Hablaré del maestro desde mi exploración bibliográfica. Américo Valencia Chacón ha sido
pionero en el estudio musicológico del instrumento siku y las músicas sikuri altiplano peruano.
Se formó en la Escuela Nacional de Música, posteriormente denominada Conservatorio
Nacional de Música y hoy Universidad Nacional de sica, y se tituló en 1983 con la tesis El
siku bipolar altiplánico. Estudio de los conjuntos orquestales de sikus bipolares del altiplano
peruano. Si bien la carrera de musicología se encontraba aún en formación, aquella tesis fue
un importante documento para constatar que los primeros aportes del joven egresado
Valencia ya eran trascendentales para la musicología en el Perú, y para comprender cómo, al
seguir esta visión musicológica durante toda su vida, llegó a planteamientos histórico-
musicales de gran repercusión en el ámbito mundial.
En su tesis para optar al título de musicólogo, mostró primero un panorama de la flauta de
pan en el Perú, planteó su clasificación morfológica en el sistema organológico de Hornbostel-
Sachs y realizó un análisis sico-acústico del fenómeno sonoro producido en los tubos del
instrumento. Luego, presentó detalladamente las características del instrumento siku no solo
en lo morfológico, sino resaltando su condición de uso colectivo, como su cualidad estética
sustancial y ancestral. Naturalmente, el estudio muestra también las características sonoro-
musicales, como son escalas, tesituras y afinaciones del siku, con sus respectivos nombres
nativos, centrándose en los conjuntos orquestales de la tradición musical altiplánica: conjunto
de sikuri, de phusamorenos, de chiriguanos y de ayarachi.
Después de esta fase descriptiva, y como aporte principal de la tesis, el autor propone dos
conceptos notables, que tuvieron amplia repercusión en el estudio de la música sikuriana: 1)
el concepto de “diálogo musical”, acuñado a partir de la frase aymara Jaktasiña irampi
arcampi, y 2) la comprensión del instrumento como “siku bipolar”. Con el primero, se refiere
a la manera como se produce la melodía entre dos músicos en interacción dialógica y
construyendo una unidad melódica; y con el segundo, plantea consecuentemente que las dos
partes del siku, llamadas en aymara arka e ira, son dos polos sustancialmente indesligables
para producir la música. Hoy, el concepto de siku bipolar tiene plena vigencia como base
teórica para los investigadores del siku y de su música: el sikuri.
Otro aporte, en el aspecto musical, es la novedosa forma de notación musical, en la cual,
mediante dos pentagramas paralelos, se evidencia la alternancia de notas en los polos arka e
ira, lo que produce el diálogo y la bipolaridad musical.
3
Músico multiinstrumentista e investigador. Es actual egresante de la carrera de Musicología en la Universidad Nacional
de Música. Ha investigado sobre la fundación y desarrollo de programa formativo de musicología en esta institución y ha
realizado publicaciones y conferencias sobre temas de arqueomusicología. Su testimonio permite comprender cómo la
linea investigativa del musicólogo Valencia, surgió como una visión pionera y se fortaleció durante más de tres décadas
en esta institución.
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En la tesis aparecen también estimulantes preguntas para la arqueomusicología enfocadas en
la música en las culturas moche y nasca, temas que, tres décadas después, sirvieron como
hipótesis para sus últimas dos obras: los libros La música moche, fundamentos, cosmovisión y
dualidad, publicado el año 2015, y La música nasca: fundamentos, permanencia y cambio,
publicado el 2016.
La labor del maestro Valencia en el Conservatorio Nacional de Música fue diversa, además de
la enseñanza; desde la década de 1990, organizó el Conjunto de Instrumentos Tradicionales
del CNM, el cual se constituyó luego en el Taller del Instrumento Tradicional Peruano, que se
imparte actualmente como curso de especialidad en la carrera de Musicología. En la década
del 2000, durante su coordinación, se realizaron importantes actividades vinculadas a la
investigación de músicas tradicionales, que tuvieron carácter abierto a la comunidad.
Asimismo, fue permanente colaborador de la Revista Conservatorio con artículos de
musicología y crítica musical. En 2013, fue gestor de la adquisición de dos tambores
manufacturados en cerámica, réplicas del tambor nasca cuyas dimensiones había observado
y analizado en el Museo del Hombre de París. Actualmente, son las únicas réplicas de este
instrumento en el mundo.
Finalmente, los textos del maestro Valencia, que comprenden varios temas en torno a músicas
de tradición andina, son un corpus valioso para entender una de las perspectivas
musicológicas de mayor vigencia en el Perú: la comprensión de la música en su contexto. Así
estudiado el hecho musical deja ver diversos aspectos de la realidad musical del país y nos
recuerda el delicado rol de los profesionales de esta gratificante disciplina llamada
musicología.
Américo Valencia y sus proyectos musicales con y por el siku
Carlos Sánchez Huaringa
4
Centro Universitario de Folklore
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Por siete largos años, desde 1996 hasta el 2002, el maestro Américo Valencia Chacón fue
director musical del Conjunto Orquestal Brisas del Titicaca, que él mismo había fundado y
organizado con la anuencia de la junta directiva de esa institución. Era un conjunto musical
para entonces novedoso, con una conformación instrumental de bajo eléctrico, batería
acústica, charango, guitarra, mandolina, piano sintetizador que el mismo maestro tocaba
y un grupo de aerófonos andinos de dos quenas y dos sikus bipolares cromáticos tocados por
cuatro ejecutantes de siku. Como se puede notar, su preocupación y predilección por emplear
los sikus en su forma bipolar no fue solo bibliográfica o investigativa, sino que se traducía en
una apasionada práctica artística. Al haber conocido la tradición dual de la música sikuri en su
tierra natal, consideró al siku como una de las mayores herencias musicales del Perú
precolombino. A lo largo de toda su vida, propuso el desarrollo y la exploración de las grandes
potencialidades artístico-musicales del instrumento. Fundamentalmente, valoraba el siku y
otorgaba relevancia a la forma de ejecutarlo que desarrollaron las sociedades precolombinas:
el diálogo musical.
De esta manera, durante su trayectoria asentó el concepto de siku bipolar, proponiendo que
este instrumento, el siku, concentraba en su forma de tocar uno de los fundamentos
principales de la cosmovisión andina, que es la dualidad. Por ello, en contra de la opinión de
algunos músicos que se sentían “conocedores” de lo andino en el medio limeño, Américo
empleó sikus bipolares bajo un modelo cromático propuesto por él mismo, el avasiku, y
otorgó a estos instrumentos un rol musical siempre principal. En búsqueda de la sonoridad
sikuri, como director del Conjunto Orquestal, lamentaba permanentemente la imposibilidad
de incluir una dupla más de sicos para ejecutar un tercer siku bipolar cromático, por una
injusta falta de financiamiento institucional. Finalmente, el proyecto quedó desactivado el año
2002, no porque él hubiera dado por finalizada la experiencia, sino debido a que la junta
directiva de aquella asociación consideró que la manutención del conjunto era un gasto
innecesario.
Nunca le interesó formar un conjunto musical destinado a brindar animación en una peña, lo
cual evidentemente era una exigencia laboral de aquella asociación, Brisas del Titicaca. Sin
embargo, esta actividad fue necesaria para lograr el financiamiento y funcionamiento del
conjunto, que más adelante se dedicó a interpretar música académica peruana, un repertorio
que al maestro Américo, siendo un gran intelectual de la música, le interesaba mucho más. Si
sacrificó horas de su vida en las noches de peña, fue porque a cambio tenía un elenco de
músicos capacitados para desarrollar un selecto repertorio musical que denominó música
clásica peruana en instrumentos tradicionales andinos, proyecto que tuvo como base
instrumental al conjunto de sikus cromáticos siempre interpretados de manera dual y
colectiva, como lo hacen los conjuntos de sikuri del altiplano puneño.
Las arremetidas contra la continuidad de este conjunto reaparecían cada tres años al
renovarse los cargos directivos de la asociación, y era una tarea titánica buscar su
4
Antropólogo, músico e investigador. Director del Centro Universitario de Folklore de la UNMSM, autor y editor de
numerosas publicaciones sobre el sikuri en Lima. Su texto es un testimonio sobre el aporte de Américo Valencia a la
enseñanza, la práctica y la exploración artística del instrumento musical siku como su pasión principal.
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reconsideración sustentando que los logros no debían ser medidos en función de la llegada”
o no de su música al público asistente a la peña, sino que debía ser valorado por su carácter
innovador como propuesta instrumental, la complejidad del repertorio y, fundamentalmente,
la trascendencia artística del proyecto en la medida en que aportaba al desarrollo musical del
siku que, de acuerdo al convencimiento del maestro, no iba en dirección de construir “nuevas
zampoñas para virtuosos intérpretes”, sino en llegar al dominio del cromatismo conservando
su técnica dual y su conformación colectiva como sus bases tradicionales. Creo que el Conjunto
Orquestal fue una de las grandes hazañas de Américo, con las cuales buscaba darle un valor
artístico al siku que aún no había alcanzado dentro de la música académica.
El repertorio trabajado por os en aquel conjunto, felizmente, fue grabado de manera
independiente en los estudios del Centro de Investigación y Desarrollo de la Música Peruana
(Cidemp) y publicado el año 2002 (Figura 3). De esa manera, quedó como valioso testimonio
del logro musical de Américo Valencia y de su afecto por el siku. El repertorio de este CD
incluyó las siguientes obras musicales: Himno Nacional del Perú, de José Bernardo Alcedo, en
conjuntos de sikus; Kachampfa, de Teodoro Valcárcel; El cóndor pasa, de Daniel
Relato de experiencias Testimonios sobre el legado del maestro... 117
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Alomía Robles; La pampa y la puna, de Carlos Valderrama Herrera; Marinera y Tondero, de
Ernesto López Midreau; y el vals Quenas, de Luis Dunker Lavalle.
Quien escribe este relato fue integrante de aquel conjunto a lo largo de sus siete años de
existencia, y también del Conjunto de Sikus Cromáticos del Cidemp, que el mismo maestro
fundó. Durante diez años estuve a su lado, apoyando sus proyectos musicales con el siku, por
lo cual me place recordar tres actividades en que fui partícipe:
1) Enseñanza del instrumento en el entonces Conservatorio Nacional de Música,
actividad a la cual asistí para ser parte del Taller de Siku que él dictaba.
2) Grabaciones in situ a varios conjuntos de sikuri del altiplano, las cuales se editaron y
publicaron en una colección de CD, producida conjuntamente por el Cidemp, la Federación de
Folklore y Cultura de Puno y la Asociación Cultural Brisas del Titicaca.
3) Proyecto de incorporación del siku cromático en conjuntos de sikuri altiplánicos, el
cual culminó con un concierto junto al Coro de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos
y la Orquesta Filarmónica de la ciudad de Puno.
Un investigador y un maestro entre todos
Omar Ponce Valdivia
5
Instituto de Investigación
Universidad Nacional de Música
Conocí el trabajo del maestro Valencia siendo yo estudiante secundario y entusiasta tocador
del siku. Una mañana, mientras observaba los instrumentos musicales que se expendían en
un centro artesanal, pude ver junto a estos un asombroso libro de tapa negra, lo
suficientemente voluminoso para suponer su importancia, el cual llevaba como título El siku
o zampoña. En mi condición de estudiante de colegio público no sería fácil solicitar prestado
un producto en aquel souvenir shoping, pero posiblemente mi curiosidad pudo más que el
recate.
Los tres minutos que tuve el libro en las manos, pude ver con asombro cuánto se podía llegar
a investigar, teorizar, transcribir música y analizar acerca de la físico-acústica del instrumento
con tanta profundidad. Como aprendiz aural y tocador del instrumento por tradición, deseaba
saber cómo se podía llegar a tanto conocimiento sobre un instrumento musical que el entorno
lo suponía instrumento rudimentario. Hojeando atentamente las primeras páginas supe que
5
Músico, musicólogo y didacta de la música. Docente de la Universidad Nacional de Música y coordinador de la carrera
profesional de Musicología. Trabajó con Américo Valencia desde la formación del Conjunto de Instrumentos
Tradicionales del Conservatorio Nacional de Música y posteriormente compartieron la docencia.
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aquel increíble campo del saber musical se llamaba musicología; y aún más impresionante fue
saber que el libro había ganado un premio internacional en este campo y que su autor lo había
planteado desde una universidad extranjera. Desde ese momento, no dejé de pensar en
aquella nueva y cuestionante palabra: “musicología”, que fue convirtiéndose en concepción,
motivación, sueño, lucha, vocación y hasta, como habría dicho el maestro, en “una especie de
apostolado”.
Recuerdo esta frase de Valencia un día de setiembre de 1996 en que se dio nuestro primer y
amable encuentro diez años después de aquella experiencia frente a su libro. Lo dicho sonaba
como una voz de alerta, tal vez desafiante ante mi declarado interés de emprender la aventura
llamada musicología, un mensaje que fui entendiendo, únicamente, al transitar el camino. En
adelante, tuve reiteradas incursiones en Lima durante las cuales, afortunadamente, no le
faltaba tiempo para acoger mi visita y compartir largas conversaciones sobre nuestras
experiencias en la música y el interés en la investigación musicológica. Comprendía, entonces,
que ambas cosas, música e investigación, se alimentaban una a la otra.
Transcurridos quince años de aquel primer encuentro y veinticinco de haber visto su obra, el
2011 llegué a la plana docente del Conservatorio Nacional de sica, bajo su coordinación,
en la especialidad de Musicología. En esta etapa y hasta el final, nuestra amistad se mantuvo
no solo intacta, sino fortalecida y absorví de ello valiosas enseñanzas. Sin embargo, observé
que, aun situado en el Conservatorio como su espacio de desarrollo profesional, una
institución a la que amó con profusión, el alcance de su producción intelectual estaba más allá
de lo formativo y podría decirse que era fecunda en su proyección hacia ámbitos externos a
la institución. Cada nuevo libro, método o disco aportado por Valencia era publicado desde
distintas entidades o instituciones, de manera que sus espacios de irradiación y de recepción
se hacían también diversos. Un análisis del corpus de sus publicaciones sería un trabajo de
gran magnitud, por lo cual mencionaré escuetamente las publicaciones que mayor presencia
han obtenido en el panorama de la investigación, la enseñanza y el arte musicales a partir de
1986. Estas son:
- Recopilaciones de Sikuri nro. 94, 96, 101, 102 y 103, incluidos en Antología de la
música puneña. Vol. 6. Obras para coro, música popular e instrumentos nativos, publicada en
Puno por la Corporación de Fomento y Promoción Social y Económica de Puno (Corpuno), el
año 1986 (Figura 4).
- El siku o zampoña. Perspectivas de un legado musical preincaico y sus aplicaciones
en el desarrollo de la música peruana. Libro en edición bilingüe español-inglés, publicado en
Lima en 1989 como Premio Daniel Alomía Robles 1988, otorgado por el Concytec a la mejor
tesis de posgrado en el área de música e identidad nacional (Figura 5).
- El siku altiplánico. Estudio de los conjuntos orquestales de sikus bipolares del
altiplano peruano. Libro publicado en La Habana en 1989 como trabajo ganador del Premio
Continental de Musicología Casa de las Américas 1982 (Figura 6).
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- Método de siku o zampoña. Libro y CD complementario publicado en Lima por el
Centro de Investigación y Desarrollo de la Música Peruana (Cidemp) el año 2003. Es una
reedición del texto publicado en 1985 por Artex Editores (Figura 7).
- Música clásica peruana en instrumentos tradicionales andinos. CD interpretado por
el Conjunto Orquestal Brisas del Titicaca, con librillo adjunto. Publicado en Lima por la
Asociación Cultural Brisas del Titicaca y el Centro de Investigación y Desarrollo de la Música
Peruana (Cidemp) el año 2002. (Figura 3)
- El arte de la síncopa. Colección didáctica vol. 1. Álbum de composiciones a dos partes
para piano, con prefacio musicolóygico bilingüe español-inglés (Figura 8), y CD
complementario ejecutado en piano digital (Figura 9), publicados en Lima por el Centro de
Investigación y Desarrollo de la Música Peruana (Cidemp) el año 2005.
- Música clásica puneña. Música tradicional, popular y académica del altiplano. Libro
con CD adjunto, producido por el Centro de Investigación y Desarrollo de la Música Peruana
(Cidemp) y publicado por el Gobierno Regional de Puno el año 2006. (Figura 1)
- Concierto de música clásica puneña en los templos de San Juan Bautista de Letrán de
Juli, Santa Catalina de Juliaca y Catedral de Puno. CD con librillo adjunto, producido por el
Proyecto Fortalecimiento de la Identidad Cultural en Música y Danza en la Región Puno y
publicado por el Gobierno Regional de Puno el año 2006 (Figura 2).
- La música moche. Fundamentos, cosmovisión y dualidad. Develando los secretos de
la flauta de pan bipolar moche en Sipán. Libro publicado en Lima por el Cidemp y Arteidea
Grupo Editorial el año 2015 (Figura 10).
- La música nasca. Fundamentos, permanencia y cambio. Descubriendo los sistemas
musicales prehispánicos andinos. Libro publicado en Lima por Cidemp y Arteidea Grupo
Editorial el año 2016 (Figura 11).
Sea este brevísimo listado un reconocimiento a la labor multidisciplinaria de un investigador,
pero sobre todo a la labor humana y culturalmente comprometida de un maestro que amó la
música y la enseñanza, asumida no solo como transmisión de conocimientos, sino como
formación de valores y sentimientos positivos por las expresiones nativas y, por qué no
decirlo, equiláteramente por las expresiones académicas y peruanistas.
Para concluir en el mismo tono del inicio, compartí el último encuentro con el maestro tocando
juntos un aire de sikuri... él manifestó su alegría. ´Tras su inesperada partida, un legado de
más de treinta publicaciones, musicológicas, artísticas y didácticas, asegura que el nombre de
Américo Valencia Chacón en la musicología latinoamericana y mundial ya es imborrable.
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Daniel Dorival (estudiante), Alfonso Padilla (expositor visitante), Omar Ponce (docente) y Américo Valencia
(docente coordinador). Integrantes de la carrera de Musicología del Conservatorio Nacional de Música, Sede Histórica.
Lima, mayo de 2013. Fuente: Fotografía de Zenobia Bautista.
Un legado musicológico del Perú para el mundo
Juan Enrique Ahon Vargas
6
Compositor y Gestor cultural
Hace un año nos dejó uno de los más importantes musicólogos peruanos, Américo Valencia
Chacón. Hoy divulgo con melancolía su descanso en paz por muchas razones; entre ellas,
porque la musicología peruana es desconocida en nuestro medio cultural. Nos dejó un
brillante estudioso de nuestro legado musical ancestral que en vida fue invisible. Algo injusto
para él y para muchos académicos peruanistas que están vivos.
La musicología, para Américo Valencia, es el estudio de los hechos sonoro-musicales
producidos en una comunidad, cultura u otro tipo de organización de personas… Así de simple,
6
Músico compositor y gestor cultural. Fue docente del Conservatorio Nacional de Música e integrante del Centro de
Investigación y Desarrollo de la Música Peruana (Cidemp), entidad en la que compartió con Américo Valencia la gestn
de sus últimos proyectos. Su testimonio da muestra de la dimensión humana y el respeto por los principios culturales y
estéticos que implica el trabajo musicológico.
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sencillo y sin complejas retóricas. Se mostró siempre risueño ante las personalidades que se
llenaban de adornos lingüísticos vacíos, y alejado de un rococó conceptual en torno a definir
aspectos de la música. Las matemáticas y la ingeniería, que Américo abrazó desde joven,
hicieron de él un músico-científico, un investigador interdisciplinario de las artes musicales,
inusual para ese tiempo.
Por las investigaciones y develamientos de Américo, sabe el mundo que por estas tierras los
músicos organizaron los sonidos en una escala musical inusual, ampliamente compleja como
para imaginar el mundo prehispánico. Es decir, ha dejado un legado académico musicológico
del Perú para el mundo.
Así mismo, Américo Valencia fue de los primeros peruanos que experimentaron la tecnología
MIDI en el mundo. También uno de los precursores de su desarrollo en Estados Unidos y uno
de los primeros compatriotas que, desde la ingeniería electrónica, programó códigos para la
música electrónica.
En lo personal, gracias a Américo aprendí a ser una mejor persona. Con Américo, como
integrantes del Centro de investigación y desarrollo de la música peruana (Cidemp), tocamos
más de 200 puertas solicitando patrocinio para nuestro humilde proyecto. En ese andar,
aprendimos a recibir “portonazos”, desaires, compromisos rotos, traiciones, difamaciones,
estafas, entre otras situaciones anecdóticas de una manera solemne, y que parecían ser parte
de la vida real; sin embargo, nunca perdimos la fe en construir cultura musicológica. Por otro
lado, recibimos afecto, respaldos y aplausos por nuestros esfuerzos en numerosos espacios
culturales.
Finalmente, gracias a Américo, aprendí a valorar ese sur andino peruano al que nunca antes
había dado importancia. Aprendí a reconocer a sus ciudadanos y la sabiduría musical de
nuestros pueblos altoandinos. En este aprendizaje, recibí una gran dosis de humildad y
consejería para no dejar de ser uno mismo. Américo siempre entendió mi incorrección política
y lo principista que soy. Concordamos en que lo más importante era buscar la verdad y luego
la realidad. Por esto y otras cosas más es que fuimos realmente amigos aunque no
coincidiéramos en lo político, lo religioso y en lo generacional; es pues lo nuestro un ejemplo
de amistad inusitada para la realidad actual. Con Américo, aprendí a comprender la vida
misma y a los pueblos del Perú.
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