
es el cuento El Ayla, publicado en 1967, el cual trata precisamente de una celebración
ancestral, en este caso, relacionada con la limpieza de los acueductos. En dicho cuento, los
personajes indígenas celebran ese momento de euforia con danzas, embriaguez y cánticos.
El personaje principal es un joven llamado Santiago, quien presencia los actos propios del
festejo, los cuales no deberían ser vistos por cualquier individuo y, pudiendo ser delatado
el Boletín del Instituto Francés de Estudios Andinos, en 2006, el artículo “Etnohistoria
y elaboración literaria de El Ayla, de José María Arguedas”, donde realiza diferentes
observaciones del contexto donde sucede el referido evento, además de un breve análisis
de la forma, estructura y trama del cuento.
Arguedas, aparte de ser estudiado como un actor importante en el movimiento cultural
nacional del siglo XX, hizo constar su presencia en los círculos intelectuales y artísticos,
y alude la cercana amistad que tuvo con el escritor Emilio Adolfo Westphalen, con quien
compartía opiniones respecto a, por ejemplo, el arte plástico. Cornelio (2016) explica:
En relación con la producción plástica, Arguedas se muestra como un espectador muy
atento. En una carta fechada el 23 de noviembre de 1951, le escribía a Westphalen
sobre una serie de preocupaciones relacionadas con la pintura abstracta. El escritor le
de la peor especie” (Arguedas & Westphalen, 2001, p. 87) y que el joven pintor Szyszlo
estaba escribiendo una serie de artículos en la prensa local sobre el arte abstracto.
En otra carta escrita desde Lima y fechada en octubre de 1955, Arguedas le contaba
a Westphalen sobre la polémica del arte abstracto y de cómo ésta había terminado
“en insultos” entre quienes habían participado en ella. Arguedas no solo estaba
plenamente informado, sino que, además, seguía con bastante atención las tendencias
de la producción del campo cultural peruano de aquel entonces. (p. 63)
Sus contribuciones lingüísticas también fueron fuente importante de ideas para la
producción de este tipo de obras, como lo son sus traducciones de poemas quechuas al
castellano. Se sabe que Fernando de Szyszlo realizó en 1963 una serie de cuadros inspirados
en el poema Apu Inca Atawallpaman, la cual fuera fruto de una precisa traducción del
escritor de El zorro de arriba y el zorro de abajo. Otros poemas traducidos, como Yo crío una
mosca…, El fuego que he prendido o Sauce, sauce serían utilizados musicalmente en 1955
por Francisco Pulgar Vidal para la realización de obras para coro mixto.
Ya en la década del 2000, se encuentra en Lima un grupo de compositores peruanos cuya
diversidad de lenguajes e ideas creativas constituyen un amplio abanico de posibilidades.
su tesis doctoral La música orquestal peruana de 1945 a 2005. Identidades de la diversidad,
publicada por la Universidad de Helsinki en el año 2009. En dicha tesis, la autora plantea
dicha investigación se centra también en el estudio de las técnicas y estilos adoptados
de la música europea contemporánea por los compositores peruanos en sus obras de la
52 I ANTEC Revista Peruana de Investigación Musical
Lima, julio de 2022, 6(1), pp. 49-68