Marino Martínez | El sentido de patria en dos canciones populares peruanas del siglo XX I 99
Lima, diciembre de 2022, 6 (2), pp.94-105
nacionalismo inocuo, pues no invoca un pasado real o imaginario, no contiene
alusiones sobre una historia gloriosa o glorificada, y tampoco exalta la idea de una
patria “superior”, sino que hace un llamado a la unidad de los peruanos de todas las
regiones, con la ya mencionada promesa de sacrificio final.
La itinerancia de una obra, más allá de la propia voluntad del autor, es fundamental
para comprender los distintos sentidos que puede alcanzar para las comunidades
de consumidores, aquello que la musicología ha denominado “negociación de
significados”. En el caso de esta composición de Polo, una parte importante de esa
negociación es el resultado de la utilización propagandística –léase ideológica– que
hacen de ella los sectores dominantes.
La música constituye un vehículo óptimo para colocar los hitos de los valores
nacionales, pues su poder de movilización de emociones, cala profundamente en
las masas reforzando contenidos ideológicos. Así, el vals “Contigo Perú” fue elegido
como el soundtrack por el gobierno militar de Morales Bermúdez para inscribir
un poderoso mensaje de unidad en los peruanos. Recordamos a la televisión de
entonces, administrada por la junta militar, difundiendo sistemáticamente las
imágenes de la celebración futbolística con la figura del propio general Morales
Bermúdez en la cancha de fútbol, ciñéndose la camiseta aún empapada de sudor
que le había cedido el capitán del equipo, confundido en abrazos, vivas y gestos
de victoria junto a los jugadores. Ese momento es la expresión del ritual religioso
de que habla Anderson, que recurriendo a la exaltación simbólica, asociaba esa
pieza musical con la narrativa de aquello que los peruanos podemos alcanzar si nos
unimos, dejando atrás rivalidades y diferencias.
Julio Mendívil ha señalado acertadamente sobre este asunto del nacionalismo
que “lo que importa a los nacionalismos no es la música ni la tradición, sino la
instrumentalización de esta para sus fines” (2016, p. 99). En julio de 1977, el país
fue sacudido por un gran paro general en el que participaron numerosas bases
sindicales exigiendo la reposición de sus empleos y el respeto a sus derechos
laborales, entre otras reivindicaciones que fueron violentamente reprimidas por la
policía y las fuerzas militares. La contundencia del movimiento social de aquellos
años fue determinante para el debilitamiento del gobierno de facto que, en 1979,
terminó convocando a elecciones generales y produciendo cambios profundos
en la estructura política del país. Para enfrentar el ascenso del movimiento
social, era clave instalar el discurso del progreso y la unidad, versus el atraso y el
antipatriotismo. Ahí estaba “Contigo Perú”.
El siguiente aspecto para la validación del discurso nacionalista está relacionado
con la tradición, a través de un fenómeno que Hobsbawm ha denominado la
“invención de la tradición”. “Inventar tradiciones –dice– es esencialmente un