Ansiedad ante el desempeño musical:
Introducción conceptual y casuística peruana
Music performance anxiety: Conceptual introduction and Peruvian cases
Álvaro M. Chang-Arana
Aalto University alvaro.changarana@aalto.fi
Resumen
La ansiedad ante el desempeño musical (ADM) es un fenómeno complejo y con consecuencias
potencialmente serias para los músicos que la experimentan. En este artículo, resumo la
literatura más reciente de este dinámico campo de estudios. Específicamente, presentaré los
siguientes puntos: definición, consecuencias, prevalencia y tratamientos, y limitaciones.
Habiendo desarrollado estas secciones, dedico la última al estudio de la ADM en el Perú. Este
artículo busca fomentar una discusión abierta y científica sobre la ADM, que informe acerca
de prácticas pedagógicas y profesionales para procurar el bienestar de los músicos. Asimismo,
el artículo contribuye con la literatura disponible en español, puesto que la mayoría de
estudios sobre la ADM se encuentra solo en foros de la lengua inglesa.
Palabras clave
Ansiedad ante el desempeño musical; ansiedad ante el desempeño musical en el Perú
Abstract
Music performance anxiety (MPA) is a complex phenomenon with potentially serious
consequences for musicians. In this article I summarize recent literature on this dynamic field
of study. Specifically, I will unpack the following topics: definition, consequences, prevalence
and treatments, and limitations. Having explained these topics, I reserve the last section to
summarize the study of MPA in Peru. This article aims to stimulate an open and scientific
discussion of MPA which can inform pedagogical and professional practices for the benefit of
the musicians’ well-being. Additionally, the article contributes to the available literature in
Spanish, given that the majority of studies on MPA are reported in English-language forums.
Keywords
Music performance anxiety; Music performance anxiety in Peru
Recibido: 27/07/20 Aceptado: 08/08/20
Introducción
Las 19:30 horas marcaron el inicio de mi primer recital en público en al menos un año. Minutos
antes, con agitación y caminando en vaivén, me pregunto por qué se me ocurrió tocar. Frente
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a mí, tengo la primera página de la Sonata para piano, op. 7, de Beethoven. En los segundos
previos, la página pareció aumentar de tamaño y dudé de mi capacidad para empezar una
pieza que estuve estudiando por lo menos cuatro meses y que, años atrás, toqué de memoria
en público y frente a jurados. Ni bien se escuchó el primer acorde de Mib mayor, me di cuenta
de que estaba tirando el tiempo hacia atrás y fue necesario un acto de coraje para entregarme
completamente al Allegro molto e con brio. Casi 30 minutos más tarde, con la atención
sostenida, un último acorde pianísimo de Mib mayor se disipó en silencio. Luego de transpirar
profusamente y superar unos minutos de hiperventilación, me sentí satisfecho con mi
desempeño y aliviado de que la ansiedad se haya disipado, para dejar espacio a una sensación
intensa de vida. Después de todo, el recital fue una buena idea.
Quizá un músico experimentado considere que este es un típico ejemplo de miedo escénico
y que la mejor manera de lidiar con este es practicar mejor y exponerse al público con mayor
frecuencia. Como veremos, aunque son consejos útiles, pueden ser insuficientes. Incluso,
contraproducentes. En sus manifestaciones más serias, la ansiedad ante el desempeño
musical (ADM) puede poner en riesgo el bienestar y el futuro profesional de un músico, con
consecuencias perniciosas. En este artículo, exploro la ciencia detrás de la ADM. Al finalizar
su lectura, espero que el lector se lleve una idea más elaborada de qué es la ADM, cuáles son
sus consecuencias, cuál es su prevalencia, qué tratamientos existen, cuáles son las
limitaciones de este campo de estudio y qué sabemos hasta la fecha acerca de la ADM en
músicos peruanos. Con este conocimiento, quisiera contribuir a la apertura de espacios de
diálogo e investigación, así como informar sobre prácticas pedagógicas y profesionales que
tengan en cuenta el bienestar de los músicos. Asimismo, aunque el estudio de la ADM está
extendido en el mundo angloparlante, la literatura en el idioma español es limitada. Por lo
tanto, este artículo busca compensar esa limitación.
Definición
Ni bien iniciamos esta introducción conceptual, nos topamos con un problema central: la ADM
no cuenta con una definición consensuada (Fernholz et al., 2019). No obstante, una de las
definiciones más completas pertenece a Kenny (2011) y, en este artículo, suscribiré su
definición (reconociendo la existencia de otras, como las de Brugués, 2011a, 2011b; Fernholz
et al., 2019; y Yoshie et al., 2008, 2009). Para los lectores menos familiarizados con la
psicología, alguno de los términos podría generar confusión. Por ello, luego de presentar la
definición, precisaré los conceptos psicológicos que considero más relevantes para poder
entenderla. Kenny (2011) define la ADM como:
La experiencia de una ansiedad aprensiva, marcada y persistente, que está vinculada a la
ejecución musical y que puede originarse por vulnerabilidades biológicas o psicológicas,
o por experiencias particulares de condicionamiento ansioso. Se
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manifiesta por una combinación de componentes afectivos, cognitivos, somáticos y
conductuales. Puede ocurrir en diversos contextos de ejecución, pero suele ser más grave
en circunstancias en las cuales hay mayor inversión del ego, existe la amenaza de ser
evaluado (una audiencia), y se tiene miedo al fracaso. Puede ser focal (es decir, presente
solo en ejecuciones musicales) o ser comórbida con otros desórdenes de ansiedad; en
especial con la ansiedad social. Afecta a los músicos a lo largo de su vida y es parcialmente
independiente de los años de entrenamiento, las horas de práctica y el nivel de logro
musical. Puede o no perjudicar la calidad de la ejecución musical. (Traducción propia, p.
61)
La experiencia de una ansiedad aprensiva, marcada y persistente
De acuerdo a la Asociación Americana de Psicología (APA, por sus siglas en inglés), la ansiedad
es una sensación de tensión producto del anticipo de un peligro o catástrofe inminente. Esta
tensión está acompañada de un conjunto de respuestas fisiológicas, tales como tensión
muscular, aceleración del ritmo cardiaco y respiratorio, y sudoración (APA, 2010). Según la
definición de Kenny, esta respuesta psicofisiológica surge por el involucramiento en una
ejecución musical. Sin embargo, no todos los músicos tienen la misma respuesta frente a las
ejecuciones musicales. Para entender el grado de intensidad de la ADM, es necesario
comprender su complejo origen.
Vulnerabilidades biológicas o psicológicas, o por experiencias particulares de
condicionamiento ansioso
Kenny se basa en la teoría de la ansiedad de Barlow (2000) para explicar el origen de la ADM.
De acuerdo con Barlow, la interacción entre tres vulnerabilidades puede explicar el inicio de
diversos trastornos de ansiedad. Estas son las siguientes:
Vulnerabilidades biológicas generalizadas.
Vulnerabilidades psicológicas generalizadas.
Vulnerabilidades psicológicas específicas.
Las vulnerabilidades biológicas generalizadas se refieren a los componentes genéticos o de
herencia que los trastornos de ansiedad comparten (Neale et al., 2001) y que facilitan el
desarrollo de un trastorno de ansiedad. Las vulnerabilidades psicológicas generalizadas se
caracterizan por limitadas estrategias de afrontamiento o “los esfuerzos cognitivos y
conductuales constantemente cambiantes que se despliegan para manejar situaciones que
han sido evaluadas como desbordantes para los recursos del individuo” (Vento-Manihuari,
2017, p. 5), y baja percepción de control sobre el entorno, que surgen tras experiencias de
vida tempranas y negativas. Por último, las vulnerabilidades psicológicas específicas se
refieren a episodios de condicionamiento ansioso que se dan tras la asociación entre algún
evento externo, como un olvido en pleno recital y una consecuencia negativa, como la
vergüenza. Individualmente, estas vulnerabilidades pueden no ser suficientes para originar un
trastorno de ansiedad. Es la confluencia de estas la que desencadena el trastorno.
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Componentes afectivos, cognitivos, somáticos y conductuales
La ansiedad se manifiesta simultáneamente de diferentes maneras. Los psicólogos tienden a
categorizarlas en grupos para fines de estudio. El componente afectivo de la ADM se
caracteriza por una aprensión y tensión hacia un contexto de presentación musical (Brugués,
2011a, 2011b; Nagel, 2010). El componente cognitivo incluye diversos síntomas, tales como
dudar de las habilidades propias, anticipar el fracaso (Fernholz et al., 2019) y plantearse
estándares de desempeño muy altos o inalcanzables (Dobos et al., 2019). El componente
somático presenta agitación, temblores, taquicardia, sudoración, manos frías, tensión
muscular, etc. (Fernholz et al., 2019; Yoshie et al., 2008). Por último, el componente
conductual comprende conductas evitativas (como dejar pasar oportunidades de tocar) o
consumo de drogas (Fernholz et al., 2019; Taylor y Wasley, 2004; West, 2004), tema que será
desarrollado con mayor detalle en la sección de Consecuencias. Como vemos, la ADM es un
fenómeno complejo que puede observarse y medirse de diferentes maneras.
Comorbilidad de la ADM y ansiedad social (o fobia social)
Se ha comprobado que los casos más serios de ADM se presentan en comorbilidad
(concurrencia de dos o más trastornos)
1
con trastornos como la depresión o la ansiedad
(Fernholz et al., 2019; Kenny, 2011), particularmente con la ansiedad social (Dobos et al., 2019;
Kenny et al., 2014). Aunque la ADM no existe dentro de las clasificaciones internacionales de
trastornos mentales (tal como señala el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos
mentales [DSM-5])
2
, suele considerarse como un subtipo de desorden de ansiedad social.
Aunque existen yuxtaposiciones entre la ansiedad social y la ADM, esta última tiene algunas
características que la distinguen de aquella. Por ejemplo, en la ansiedad social surge, con
frecuencia, un temor a la evaluación social que no está presente, como una persona temerosa
de comer en un restaurante porque puede ser percibida como inapropiada; sin embargo, en
una ejecución musical se presenta un componente evaluativo real, sea por uno mismo o por
un tercero (un jurado o una audiencia). Adicionalmente, las conductas que suelen ser objeto
de una ansiedad social están incorporadas en el repertorio conductual de una persona (comer,
hablar, etc.); en cambio, la ejecución musical demanda una serie de habilidades complejas que
son producto de una práctica exigente y extendida en el tiempo. La etiología precisa de la ADM
es el principal punto de discusión entre los expertos
3
.
En suma, invito a los lectores a releer la definición de ADM presentada por Kenny (2011),
teniendo en cuenta el nuevo aparato conceptual expuesto en los párrafos anteriores.
Recordemos, la ADM es:
La experiencia de una ansiedad aprensiva, marcada y persistente, que está vinculada a la
ejecución musical y que puede originarse por vulnerabilidades biológicas o psicológicas,
o por experiencias particulares de condicionamiento ansioso. Se manifiesta por una
combinación de componentes afectivos, cognitivos, somáticos y conductuales. Puede
1
Davey, 2008.
2
APA, 2013´
3
Para los interesados en otros ejemplos y más detalles, recomiendo revisar Dobos et al. (2019) y Kenny (2011).
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ocurrir en diversos contextos de ejecución, pero suele ser más grave en circunstancias en
las cuales hay mayor inversión del ego, existe la amenaza de ser evaluado (una
audiencia), y se tiene miedo al fracaso. Puede ser focal (es decir, presente solo en
ejecuciones musicales) o ser comórbida con otros desórdenes de ansiedad; en especial
con la ansiedad social. Afecta a los músicos a lo largo de su vida y es parcialmente
independiente de los años de entrenamiento, las horas de práctica y el nivel de logro
musical. Puede o no perjudicar la calidad de la ejecución musical. (Traducción propia, p.
61)
De esa manera, se ha desagregado una de las definiciones de ADM más completas. Ahora, con
un entendimiento amplio de la ADM, nos ocuparemos de las consecuencias que esta puede
tener en el bienestar de un músico.
Consecuencias
La ADM, en su forma más debilitante, puede producir consecuencias graves en la salud y
profesión de los músicos. Como ya se mencionó, las manifestaciones s serias de la ADM
suelen estar acompañadas de otros trastornos psiquiátricos, tales como la depresión y la
ansiedad social (Kenny, 2011), lo que constituye un problema de fondo más difícil de tratar.
Asimismo, los componentes de la ADM descritos en la sección anterior (afectivos, cognitivos,
somáticos y conductuales) se manifiestan en diversos síntomas que resultan adversos para el
músico que los experimenta. Con el fin de suprimirlos o disminuirlos, muchos músicos, de
diferentes niveles de experiencia, recurren al consumo de drogas, como betabloqueadores
(los cuales disminuyen el ritmo cardiaco y generan una sensación de menor agitación),
marihuana, alcohol, etc. (Brugués, 2011a, 2011b; Fernholz et al., 2019; Kenny et al., 2014;
Taylor y Wasley, 2004; West, 2004). Además, la experiencia aversiva de la ADM puede llevar
a muchos a dejar pasar, de manera voluntaria, oportunidades de presentarse en público, en
audiciones, adquirir un repertorio más exigente u otras actividades que podrían constituir
importantes posibilidades de aprendizaje y desarrollo profesional. En algunos casos, incluso,
conduce al abandono completo de la profesión (Fernholz et al., 2019; Juncos y De Paiva e
Pona, 2018).
Vemos, entonces, que las consecuencias de la ADM pueden ser más serias que solo un
desempeño musical insatisfactorio. Por ello, no es de extrañar que exista una gran variedad
de tratamientos para controlar los casos más debilitantes de ADM. En la siguiente sección,
resumiré algunos de ellos.
Prevalencia y tratamientos
Sabemos que músicos como Sergei Rachmaninoff, Frédéric Chopin, Vladimir Horowitz y
Claudio Arrau lidiaron con la ADM (Horowitz, 1992; Kenny 2011). ¿Pero es un problema solo
de unos pocos? La prevalencia de ADM reportada por los músicos oscila entre 15 y 25 %
(Fernholz et al., 2019; Fishbein y Middlestadt, 1988). Sin embargo, no debería sorprendernos
que esta cifra sea solamente una subrepresentación, pues el porcentaje de músicos que busca
ayuda puede ser tan reducido como un 15 % (Wesner, Noyes y Davis, 1990). Para aquellos que
sí buscan apoyo, ¿qué tratamientos existen?
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Mencionaré algunos tratamientos disponibles para la ADM basándome en Juncos y De Paiva
e Pona (2018, pp. 1-4)
4
. Uno de los tratamientos más comunes es el uso de químicos. En un
estudio con músicos profesionales, un 30 % de los encuestados confirmó que utiliza
betabloqueadores para reducir sensaciones físicas desagradables, tales como palpitaciones,
hiperventilación, temblores, etc. (Kenny et al., 2014). Aunque el consumo de
betabloqueadores puede aminorar alguno de los síntomas de ansiedad, no modifican los
esquemas mentales detrás de la ADM. Para ello, son necesarias intervenciones más
estructuradas y prolongadas en el tiempo. Terapias psicológicas de aceptación y compromiso
5
,
cognitivo-conductuales
6
y psicodinámicas para casos serios de ADM y depresión
7
han
demostrado cierta efectividad. Otras terapias incluyen biofeedback
8
, diferentes formas de
meditación
9
, y musicoterapia10.
A pesar de la gran variedad de terapias, hasta el momento, solo una de ellas cumple
con los criterios de rigurosidad de la División 12 de la APA (Chambless y Hollon, 1998): la
terapia cognitivo-conductual con exposición. Esta consiste en reestructurar esquemas
mentales (por ejemplo, no soy talentoso) y esquemas conductuales asociados a
comportamientos no deseados (evitar presentarse, constante autocrítica, entre otros) que
mantienen emociones y sensaciones físicas desagradables o dolorosas (ansiedad,
insatisfacción con el desempeño musical, temblores, agitación, etc.) (Grant y Wingate, 2011),
y combinarlos con la exposición progresiva de la persona al estímulo generador de miedo.
Podría comenzar con un primer recital junto con otros estudiantes para una audiencia
pequeña, tocar a cuatro manos, luego un recital solista de corta duración y con piezas que sean
cómodas de tocar, para unos pocos amigos, y progresivamente aumentar la dificultad de las
piezas, así como el nivel de la audiencia.
Quizá, a lo largo de mi presentación, los lectores se han percatado de algunas limitaciones
conceptuales y metodológicas en el estudio de la ADM. Por esa razón, creo que es oportuno
referirme a ellas expresamente en la siguiente sección.
Limitaciones
Antes de abordar las limitaciones, es preciso hacer una aclaración acerca de la ADM. Hasta el
momento, lo señalado en este artículo concierne a las manifestaciones más serias e
incapacitantes de la ADM. De hecho, un desempeño óptimo requiere también de un nivel de
activación fisiológica óptimo (Cohen, 2011) y, para ello, la presencia de otras personas, como
una audiencia, puede conducir a una mejora en el desempeño; un fenómeno conocido como
“facilitación social” (Martínez y Paterna, 2010). Los tratamientos para la ADM sugieren que
exponerse a una audiencia es un componente importante para la experiencia del músico.
Desde luego, esto no será novedoso para un músico experimentado. Sin embargo, no todos
4
Para más detalles, recomiendo revisar, además, Kenny (2011).
5
Juncos et al., 2017; Juncos y De Paiva e Pona, 2018; Juncos y Markman, 2016.
6
Clark y Agras, 1991; Braden, Osborne y Wilson, 2015; Osborne, Kenny y Cooksey, 2007.
7
Kenny, 2016; Kenny, Arthey y Abbass, 2014, 2016; Kenny y Holmes, 2015.
8
Thurber, Bodenhamer-Davis, Johnson, Chesky y Chandler, 2010.
9
Lin, Chang, Zemon y Midlarsky, 2008; Su et al., 2010. 10
Montello, Coons y Kantor, 1990.
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tendrán la misma fortaleza psicológica para afrontar el estrés de una presentación. Para
algunos músicos, la mera exposición no será suficiente; es más, hasta podría ser
contraproducente. A continuación, señalaré algunas limitaciones del campo de estudio de la
ADM.
Como se pudo ver en el apartado de Definición, una de las primeras limitaciones es que no
existe un consenso sobre qué es la ADM (Fernholz et al., 2019; Kenny, 2011). Aunque parezca
una discusión de académicos y especialistas, tiene importantes implicancias prácticas. Por
ejemplo, al no haber una definición compartida, resulta difícil confirmar qué síntomas de los
reportados por los músicos corresponden o no a la ADM. Sin una definición clara, la
elaboración de instrumentos psicológicos que permitan recoger datos de la ADM
consistentemente será limitada. Asimismo, sin datos rigurosos, las decisiones e
interpretaciones que se tomen sobre métricas de ADM podrían ser poco efectivas o, incluso,
contraproducentes (AERA, APA y NCME, 2014).
Otra limitación está relacionada con los tratamientos disponibles. La relevancia que la ADM
tiene en el quehacer musical no se condice con la oferta de tratamientos efectivos y el acceso
a ellos. Como ya adelantamos, salvo por la terapia cognitivo-conductual, la gran mayoría de
tratamientos disponibles para la ADM aún deben probar su efectividad. Adicionalmente, se
encuentran más limitaciones que son importantes señalar
10
. Un primer problema es la
especialización que algunos de estos todos requieren. Por ejemplo, los profesionales
adecuadamente instruidos en tratamientos como la técnica Alexander, la hipnosis, la
musicoterapia y el biofeedback son escasos y, por lo tanto, difíciles de hallar para un músico
que necesita ayuda. Y en caso de encontrar a un profesional con estas capacidades, es posible
que tenga poca experiencia en el trabajo con músicos. Otra limitación surge cuando se busca
prevenir la ADM e informar sobre ella a nivel universitario o de educación musical, a través de
charlas o consultas con un profesional, ya que no se han reportado evidencias sólidas de que
esta aproximación sea efectiva. Finalmente, la creciente colaboración entre psicólogos
deportivos o del desempeño y músicos es prometedora. Sin embargo, es importante que
aquellos profesionales se familiaricen con las particularidades que diferencian a un músico de
un atleta (Pecen et al., 2016).
También es una limitación, aunque suene paradójico, el ángulo clínico que se da al estudio de
la ADM. La mayoría de la literatura disponible tiene un foco clínico-individual: se concentra en
la medición, la descripción o el tratamiento de la ADM que un individuo experimenta. No
obstante, una presentación musical es un evento profundamente social. El músico forma
parte de una cultura musical específica y se prepara para interpretar frente a un público
imaginario, un profesor, un amigo, una orquesta, un auditorio, etc. En consecuencia, existe un
contexto en el que hay un otro al que la interpretación está dirigida, un componente
fundamental que la mayor parte de la literatura de ADM no considera.
10
Para más información, consultar Juncos y De Paiva e Pona (2018, pp. 1-4).
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En la actualidad, se encuentran al menos dos estudios que han explorado la ADM fuera de la
esfera individual: uno se enfocó en los observadores de ejecuciones musicales y el otro en la
influencia cultural de la ADM.
El estudio de Kwan (2016) planteó la posibilidad de que la ADM pudiese ser percibida por
observadores de un recital de piano y canto. Para ello, diseñó un estudio en el que un grupo
de músicos fueron grabados interpretando una pieza de su elección en dos condiciones:
ensayo (sin público) y recital (con público). Los músicos fueron medidos en sus niveles de ADM
y otras variables psicológicas y demográficas. Las grabaciones de las condiciones de ensayo y
recital fueron editadas para crear un grupo de estímulos con las siguientes características: solo
audio, solo video y audiovisual. Un grupo de observadores (distintos al grupo del público)
evaluaron a los músicos en expresividad, calidad de interpretación y nivel de ansiedad. La ADM
de los músicos, el contexto de la ejecución (tocar en una sesión de ensayo vs. tocar frente a
un público) y la modalidad de presentación (mostrar la ejecución solo en video, solo en audio
o audiovisual) tuvieron un efecto en la evaluación del grupo de observadores. Por ejemplo,
los observadores detectaron a los músicos que puntuaron más alto en ansiedad a través de
las grabaciones audiovisuales o solo visuales. De manera similar, los observadores asignaron
menores puntajes de expresividad y calidad interpretativa a los músicos con mayor nivel de
ansiedad, particularmente en la condición de solo video. Por último, tanto expresividad como
ansiedad fueron identificadas con mayor precisión en la condición solo video, pero en la
condición de solo audio la evaluación de calidad de interpretación fue la más afectada. Este
estudio es muy relevante, puesto que aporta un marco experimental para medir y evaluar el
impacto de la ADM en los observadores de una ejecución musical y, sobre todo, sugiere que
el público puede “ver” la ADM.
En cuanto al aspecto cultural, Perdomo-Guevara (2014) se interesó por las emociones y los
pensamientos expresados por músicos de diferentes culturas musicales. Ella partió de la
premisa de que una cultura musical expondrá a sus miembros a determinada jerarquía de
valores y metas que influirán en las emociones y los pensamientos de sus miembros. A partir
de esta premisa, exploró si los músicos clásicos y no-clásicos experimentaron diferentes
pensamientos y emociones con respecto a la práctica, la vida diaria y la ejecución en público.
Algunos de sus resultados muestran que los músicos clásicos reportaron mayor preocupación
al practicar y menores niveles de euforia, alegría, confianza y ansiedad facilitadora que los
músicos no-clásicos. Además, los músicos clásicos también mostraron una mayor orientación
hacia mismos y menor orientación hacia los demás, en comparación con los músicos no-
clásicos. Perdomo-Guevara (2014) contempla la posibilidad de que los músicos clásicos están
tan orientados en la práctica y la excelencia que olvidan el goce de compartir con otros (una
variable que mostró estar vinculada con mayor motivación y alegría durante la ejecución). La
autora concluye con una importante reflexión sobre los músicos clásicos: “La ansiedad
resultaría de sentirse obligados a hacer algo para lo cual no han desarrollado la voluntad, esto
es, tocar para otros” (traducción propia, Perdomo-Guevara, 2014, p. 72). La relevancia de este
estudio es que es uno de los pocos casos que ha abordado la ADM desde una perspectiva
cultural, que trasciende los límites individuales.
Para resumir, inicié esta sección aclarando la distinción entre una ADM facilitadora y otra
limitante. Luego, indiqué que la ADM no cuenta con una definición consensuada y esto tiene
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un límite en su medición, diagnóstico y tratamiento. Proseguí con las limitaciones en los
tratamientos disponibles y sugerí la necesidad de tener profesionales entrenados en
intervenciones basadas en la evidencia, pero que, además, conozcan las particularidades de
la vida de un músico profesional. Por último, presenté una crítica al enfoque individual del
estudio de la ADM. Sostengo que la actividad musical es profundamente social y ocurre en
medio de un contexto. Por lo tanto, enfocarse solo en el individuo con ADM no es suficiente
para un entendimiento completo. Sobre la base de esta idea, abordé dos propuestas que han
expandido el estudio de la ADM fuera de los límites individuales.
Con esta introducción conceptual, espero que mis lectores cuenten con un entendimiento más
claro de lo que es la ADM. Sin embargo, las fuentes referidas hasta el momento provienen de
contextos distintos al peruano y no necesariamente reflejan la experiencia de ADM en su
población. ¿Qué sabemos sobre la ADM en el Perú? A continuación, abordaré esta pregunta.
El estudio de la ADM en el Perú
Recientemente, se han conformado nuevas orquestas juveniles y facultades de música en el
Perú. Junto con la creación de estos nuevos espacios, más músicos se verán expuestos a las
demandas de la profesión musical y, en particular, a afrontar la ADM (Chang-Arana, 2015).
Como veremos en esta sección, este cambio social ha venido acompañado de un creciente
interés, por parte de investigadores peruanos, en estudiar la ADM. Aquí resumo sus
principales hallazgos.
Comienzo esta reseña con la investigación de Valle (2014). Aunque este trabajo se enfocó en
bailarines, es un precedente importante en el estudio de la ansiedad en artistas íntimamente
vinculados a la música. Valle comparó la ansiedad estado y la ansiedad rasgo en 58 bailarines
amateurs y profesionales, de acuerdo a si eran clásicos o contemporáneos. La ansiedad estado
es una condición transitoria de ansiedad; mientras que la ansiedad rasgo es una tendencia a
experimentar ansiedad relativamente estable en el tiempo y producto de diferencias
individuales (Spielberger y Díaz-Guerrero, 1970). Entre los muchos hallazgos registrados, la
autora resalta dos: los bailarines clásicos profesionales presentaron mayor ansiedad estado
que los bailarines clásicos amateurs; y los bailarines contemporáneos amateurs presentaron
mayor ansiedad estado que los bailarines contemporáneos profesionales. La diferencia entre
bailarines clásicos se debería a las presiones propias de la profesión (el entrenamiento
extenuante, una adecuada alimentación, las oportunidades laborales); y las diferencias entre
bailarines contemporáneos, a la familiaridad con la ambigüedad (los bailarines
contemporáneos profesionales tendrían menor ansiedad estado, pues cuentan con un
repertorio amplio de movimientos, necesario para la ambigüedad de la danza
contemporánea).
Otra investigación, esta vez enfocada en músicos, sobre la ansiedad estado y rasgo fue
llevada a cabo por Vento-Manihuari (2017). La autora estudió la relación entre la ansiedad
rasgo, la ansiedad estado y las estrategias de afrontamiento en un grupo de 95 estudiantes de
un conservatorio en Lima. Los músicos con menores niveles de ansiedad rasgo y estado
evidenciaron estrategias de afrontamiento positivas, tales como afrontamiento activo,
planificación y reinterpretación. Mientras que aquellos participantes con mayores niveles de
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ansiedad rasgo y estado evidenciaron estrategias de afrontamiento menos adaptativas, como
“enfocar y liberar emociones, negación, desentendimiento conductual y desentendimiento
mental” (p. 30). Es decir, el nivel de ansiedad experimentado por los músicos estuvo
relacionado con cuán efectivas eran sus estrategias para lidiar con sentimientos negativos. El
estudio concluye con recomendaciones para incorporar estrategias de afrontamiento más
adaptativas en la formación de los músicos.
Tanto Valle como Vento-Manihuari estudiaron la ansiedad desde los conceptos de ansiedad
estado y rasgo, los cuales han sido de gran utilidad en la investigación con músicos. Sin
embargo, dada las demandas puntuales de la actividad musical (Kenny, 2011), es necesario el
desarrollo de un análisis más específico de la ADM. La siguiente investigación abordó
directamente la ADM en estudiantes de música radicados en Lima. En un estudio previo
(Chang-Arana, 2015), adapté el Inventario de Ansiedad ante el Desempeño Musical de Kenny
(IADM-K, 2009) de la lengua inglesa al español y exploré si este instrumento de medición
podría ser utilizado para medir la ADM en estudiantes de música. Tras recolectar las
respuestas de 455 músicos radicados en Lima, pertenecientes a tres instituciones de
enseñanza musical superior, se determinó que el instrumento tiene adecuadas evidencias de
validez y confiabilidad para medir la ADM en dicho grupo.
Estos resultados permitieron concluir s adelante (Chang-Arana, 2016) que, entre los
encuestados, las mujeres obtuvieron mayores puntajes de ADM que los hombres, y que la
ADM se experimentó de igual forma en los distintos géneros musicales. Las diferencias de
ADM entre los géneros pueden deberse a la confluencia de factores biológicos (Olatunji y
Wolitzky-Taylor, 2009), así como a factores culturales y de crianza que, por ejemplo, facilitan
la expresión emocional en las mujeres, pero la sancionan en los hombres (Fine, 2010). El
hallazgo de la presencia de ADM independientemente del género musical de preferencia ha
sido reportado en otros estudios
11
, lo que contradice lo registrado por Perdomo-Guevara
(2014), e invita a preguntarnos si es que la ADM se manifiesta de forma diferenciada de
acuerdo a la cultura musical. Este es un punto interesante de investigación que se puede
seguir. Ambos estudios (Chang-Arana, 2015, 2016) aportan la primera introducción de una
escala para medir la ADM en estudiantes peruanos de sica radicados en Lima, de nivel
profesional, así como algunas caracterizaciones que podemos hacer sobre este grupo.
En un estudio posterior, junto con Kenny y Burga-León (Chang-Arana et al., 2018), exploramos
si el IADM-K se comportaba de manera similar entre los 455 estudiantes profesionales de
música peruanos y 368 músicos profesionales de las principales orquestas australianas. Los
resultados de la comparación entre ambas muestras sugieren que el IADM-K mide un
constructo global que llamamos afectividad negativa ante el desempeño musical. Pero este
constructo incluye otros dos más específicos, que pueden ser utilizados por separado (si acaso
un investigador está interesado en solo uno de los constructos): síntomas de ADM y
depresión. Sin embargo, a pesar de la similitud en la estructura conceptual de ambas
muestras, no es posible concluir que los puntajes obtenidos por los estudiantes de música
peruanos puedan ser interpretados y utilizados de igual forma que con los músicos
australianos. Cada grupo debe aplicar normas de interpretación específicas según su contexto
11
Kenny, 2011; Nagel, 2010; Brugués, 2011a; Yoshie et al., 2008.
Álvaro M. Chang-Arana Ansiedad ante el desempeño musical... 53
Lima, agosto de 2020, 4(1), pp. 42-59
(un puntaje de 97 obtenido por un músico peruano y uno australiano no indicará el mismo
nivel de ansiedad y, por lo tanto, las decisiones que se tomarán sobre cada uno de ellos serán
diferentes). Este estudio resultó ser muy relevante, puesto que hallar una estructura
conceptual similar entre dos culturas diferentes es una evidencia positiva hacia la utilización
del IADM-K para medir la ADM.
Por último, algunos investigadores de otras ciudades del país han iniciado el estudio de la ADM
haciendo uso del IADM-K adaptado al español (Chang-Arana, 2015). Recientemente, Pinto-
Aguilar (2018) utilizó el IADM-K en una muestra de 396 músicos profesionales radicados en
Trujillo, para evaluar las propiedades de validez (si las puntuaciones obtenidas de una prueba
corresponden con el uso esperado) y confiabilidad (si las puntuaciones obtenidas de una
prueba son consistentes en el tiempo) del inventario en dicha muestra. La autora reportó
insuficientes evidencias de validez, aunque adecuadas evidencias de confiabilidad. Ella sugirió
revisar nuevamente los datos con un análisis estadístico distinto (un análisis factorial
exploratorio, en lugar de confirmatorio) a fin de tener una mayor certeza de cómo se
comporta el inventario en una muestra trujillana. Estos resultados son valiosos en la medida
que advierten a futuros investigadores de aquella región del país acerca de la necesidad de
reevaluar las propiedades psicométricas del IADM-K antes de usarlo para fines diagnósticos u
otros de mayores consecuencias para futuros evaluados (AERA, APA y NCME, 2014). La
evaluación de las propiedades psicométricas (validez y confiabilidad) del IADM-K en muestras
peruanas continúa en otras ciudades del país, como Arequipa, donde al menos tres
investigadores están evaluando las propiedades del inventario y se encuentran en las fases de
planificación o en las etapas previas a sustentar sus tesis
12
.
Es evidente que la investigación de la ADM en el Perú se encuentra en sus primeras etapas.
Por esa razón, la mayoría de los estudios se enfocan en poner a prueba la pertinencia del
IADM-K para medir la ADM y, a partir de ello, junto con otras fuentes de información, se
puedan tomar decisiones que tengan consecuencias positivas en los músicos. Quizá futuras
investigaciones que estudien la salud de los músicos peruanos podrían hacer uso de este
inventario y combinarlo con otros. Asimismo, se necesitan investigaciones con un enfoque
cualitativo que nos permitan entender la subjetividad de los músicos al experimentar la ADM.
Esto complementaría el enfoque cuantitativo aquí resumido.
Conclusión
Inicié este artículo con una anécdota que creo que resultará familiar para muchos lectores. Es
posible que, frente a historias similares, algunos hayan pensado que se lidiará mejor con los
“nervios” si se practica mejor y se toca más seguido ante una audiencia. En este artículo, he
intentado demostrar que, aunque esta recomendación tiene sustento empírico, puede ser
insuficiente o contraproducente. La ADM en sus manifestaciones más serias puede tener
efectos perniciosos en el bienestar de los músicos y no debe ser pasada por alto. Espero que
este artículo contribuya a crear espacios de diálogo seguros y tolerantes entre los músicos e
12
J. J. Ames-Arenas, Y. Bedoya-Salazar, O. C. Jaén-Azpilcueta; comunicación personal, agosto, 2020.
54 ANTEC Revista Peruana de Investigación Musical
Lima, agosto de 2020, 4(1), pp. 42-59
informe sobre prácticas pedagógicas y profesionales que fomenten el bienestar de nuestros
artistas.
Agradecimiento
Agradezco a Rodrigo Flores Castro por sus valiosos comentarios y recomendaciones concernientes
al contenido de psicología clínica presentado en este artículo. También agradezco a la Academia de
Finlandia por financiar este proyecto y a mi supervisor, Mikko Sams, por su apoyo constante.
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