Alejandra Lopera Quintanilla / María del Pilar Lopera Quintanilla Referencias históricas... I 133
Lima, diciembre de 2020, 4(2), pp. 125-137
Bach aborda, después, el rechazo a la música francesa por parte de los docentes, el cual sería
causado por un prejuicio nocivo que privaría al estudiante de un repertorio valioso, ya que el
Barroco francés se distinguía por una forma estética particular, y con ornamentos escritos, que
debería alcanzar una interpretación coherente. Bach hace una crítica dura a los docentes que
imponen a sus alumnos sus propias obras sin tomar en cuenta un repertorio que sea
beneficioso para ellos, como es el caso de la música francesa:
Lamentablemente el maestro muchas veces no es capaz él mismo de tocar más que su
propia música. Su cerebro estropeado y torcido comunica con rigidez sus frases musicales
y compone sólo lo que puede tocar. Considerado un buen intérprete a pesar de que apenas
sabe cómo se deben tocar las ligaduras, produce un enorme volumen de precarias obras
para sus alumnos. (Bach, 1753, p. 5)
Al igual que Saint Lambert, Bach propone que el buen maestro debe acomodar la posición de
las manos de cada uno de sus alumnos y corregir los defectos de posición errónea (Bach, 1752,
p. 7). Al respecto, hoy en día, se desarrollan estudios sobre las lesiones ocasionadas por
prácticas potencialmente negativas en el accionamiento técnico-mecánico de las manos o los
dedos. Los docentes, por tanto, deben asumir un rol vital en la prevención de las lesiones
(Guptill y Zaza, 2010, p. 2). En ese sentido, Bach es también un precursor en el cuidado de la
posición manual y la práctica de la relajación. Sostiene, por otra parte, que el maestro debe
enseñar a ejecutar la ornamentación siempre con el “buen gusto” (Bach, 1752, p. 7), y
advierte, además, que este tiene que orientar al estudiante con un avance progresivo en la
dificultad de las obras, indicando que la habilidad del docente consiste en que el alumno logre
progresos casi sin darse cuenta o de manera natural (Bach, 1752, p. 10). Otro punto
importante planteado por Bach es que el docente debe tocar las frases para el alumno y
mostrarle claramente la forma de digitación (Bach, 1752, p. 13).
Sobre la base de estas ideas, se infiere que el docente ideal, en la concepción de Bach, tiene
una mente abierta, utiliza material de otros compositores de ser necesario, piensa en la
interpretación musical como una integridad entre técnica y expresión, y en la relación mente-
cuerpo como una importante vía para lograr la necesaria relajación. Asimismo, es evidente
que, para Bach, el maestro de música debe ser un buen intérprete instrumental y un músico
culto y bien formado, para así mostrar a sus alumnos una interpretación estilísticamente
congruente. La ejemplificación del maestro al alumno constituye un aporte importantísimo,
pues la primera forma de aprendizaje musical es la imitación. De hecho, existen
investigaciones basadas en cómo fueron los procedimientos didácticos de los maestros de
música, como los realizados por Marcello Martiniano Ferreira sobre las lecciones de clavecín
que impartía el maestro Ferruccio Vignanelli en la Universidad de la Sorbona.
Tras esta revisión, se concluye que los tres autores coinciden en que el maestro debe tener un
conocimiento profundo no solo de su instrumento y la técnica, sino también de armonía,
ornamentación e interpretación; es decir, debe ser un músico formado integralmente. Esta
afirmación es trascendente, pues enfatiza que, en el quehacer del docente intérprete, no debe